Hace un tiempo que llegó a mis manos una madera devuelta por el mar y recogida por mi hermana en una playa de la Ría de Pontevedra, tras una tormenta primaveral.

Es una pieza de aliso, (Alnus Glutinosa), de forma compleja y hermosa. La libero de las adherencias calcáreas, que había adquirido durante su travesía marítima, y de las arenas y algas que se habían fijado a sus ramas y recovecos naturales.

Retiro varias ramillas y recompongo un poco algunos nudos y huecos en todo su cuerpo.

La pulo y lijo con decisión y detenimiento, resaltando los diferentes colores y superficies irregulares que tenía la pieza, tanto en la madera desnuda como en las partes que conserva la corteza.

Le aplico dos manos consecutivas de laca tapa poros (tenía zonas muy absorbentes) y la lijo después de cada una. Terminada esta acción la barnizo generosamente con barniz incoloro y brillante.

La coloco sobre una peana de 30x30x2 de granito gris país pulido.

Finalizada en el mes de abril de 2018, tiene unas dimensiones totales de 73x50x30 cm y un peso 8 Kg.

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(Colección privada)