SOBRE MÍ
MI CABEZA
Piensa, con tranquilidad unas veces; como un torbellino otras; con acierto algunas; con errores también. Pero la mayor parte de las veces echa humo, incluso cuando no me duele.
MIS MANOS
Son dos, y digo esto, porque en muchas ocasiones necesitaría más. La mayor parte de las veces no son suficientes ni capaces de seguir a mi cabeza.
Debo conformarme: muy fácilmente podría haber sido manco.
Unos las consideran bonitas, largas, elegantes, hábiles; otros las ven venosas, callosas, ásperas, torpes...
Yo las considero "únicas", no tengo otras.
Y qué ingratitud, no hago sino machacarlas, herirlas, rozarlas, cortarlas, mancharlas... (Bueno, también las lavo)
MI FUERZA
De la física no me quejo. No pienso mover el mundo porque me falta la palanca y el punto de apoyo. Ni siquiera sería necesario, el mundo está bien donde está.
Para todo lo demás me voy apañando. Si tengo ayuda la agradezco, ¡sólo faltaría...!
De las otras fuerzas tampoco me quejo: de la moral, de la voluntad, de la perseverancia, de la constancia, tampoco ando mal. (Modesto o conformista que es uno)
MI IMAGEN
No es imprescindible.
En una sociedad que idolatra la imagen: el papel couché , la TV, las redes sociales, los Instagram y los selfies, yo, que en toda mi vida y en muchas ocasiones he navegado contracorriente, voy a seguir haciéndolo en este tema.
Diógenes el Can contestaba a Alejandro el Rey: "viviré desconocido, mas nunca moriré odiado". Pues eso.