Esta escultura en madera de manzano, lleva el nombre en honor a un exalumno, llamado cariñosamente "Zapaterín", que tenía la virtud de inventar palabras muy expresivas y eufónicas.

La pieza está vaciada en su parte medular y duramen, casi hasta la albura, dejando ver un llamativo cambio de coloración, sobre la que coloqué tres cantos rodados, bautizados por Zapaterín como "jabaloyas".

Lijada, pulida y barnizada convenientemente está soportada por una peana de granito negro granallado de 20x10x3 cm.

Finalizada en abril de 2016, tiene unas dimensiones de 42x22x10 cm y un peso de 2,8 Kg.

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(Colección privada)