
HUECOS
Encontré en un aserradero un tablón de castaño muy seco y con unas características que me sugerían la posibilidad de componer una escultura que hacía tiempo había imaginado. Lo compré y me lo llevé a casa.
Necesitaba la motosierra, la caladora, el cepillo eléctrico, la lijadora de banda, la orbital, la desbarbadora, una corona, etc. La cosa se presentaba complicada, pero sugerente.
Paso a paso fui elaborando la idea. La madera se prestaba a ello, estaba sumamente seca y trabajarla me proporcionaba una agradable sensación. Desprendía un aroma muy característico a la hora de trabajarla. Se pulía con cierta facilidad, si bien la sierra era difícil de dominar y la vena, a veces, se hacía rebelde.
Una vez concluida la obra le di un barniz incoloro mate para respetar adecuadamente el color propio de la madera, le coloqué una peana, también de castaño, a la que le apliqué un toque de betún de Judea.
La obra resultante, finalizada en julio de 2008, tiene unas dimensiones de 175x43x31 cm. y un peso de 25,3 Kg,
(Colección privada)