Encontré, fortuitamente, un diente roto de una pala excavadora, que llevaba unos 23 años enterrado. Mide 17x13x11 cm y estaba completamente oxidado, pero con un aspecto llamativo y armónico.

Lo cepillé profusamente con cepillos de alambre hasta hacerle desaparecer completamente el óxido y lo soldé sobre un trozo de barrena hexagonal de 44 cm de alto.

A esta misma barrena le coloqué una pieza de hierro de 23x7x1,5 cm cortada a soplete, manteniendo los bordes con las huellas propias de ese tipo de corte.

Todo el conjunto lo fijé en una pieza de granito negro Galicia de 23x12x8 cm que le hace de peana.

Finalicé la obra, con un acabado en barniz, en el mes de agosto de 2018, con unas dimensiones totales de 60x23x12 cm y un peso de 14 kilos.

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(Colección privada)